domingo, 31 de enero de 2010

Por el placer de mirar


Hace bastantes meses que mantengo correspondencia con Francisco Redondo sobre su afición por colaborar con los graffiteros y el servicios de limpieza de la ciudad de Gijón en embellecer con manchas los muros de la ciudad.


Aunque ni él ni yo somos los únicos en apreciar la belleza que puede subyacer en este tipo de intervenciones espontáneas, hay mucha información fotográfica en la web al respecto, me ha parecido interesante la manera en que Francisco ha logrado intervenir en el proceso, para convertirse en parte activa.


Como él me lo ha contado yo lo transcribo para que la información os llegue de primera mano.


La razón fundamental de todo esto, es el placer por mirar... siempre me pregunto como una persona que ve las manchas de una piedra, las formas de las nubes o los reflejos del agua hermosos, no pueden ver en un cuadro de Rothko (por ejemplo) la misma hermosura“, lo mismo sucede con esas manchas casuales que ya habitan nuestras calles y nadie considera.


Para mis intervenciones lo tengo muy fácil, los lugares que escojo están ya pintados y tachados una y otra vez, lo que yo hago es intervenir en alguna zona que me parece interesante para el conjunto de la pieza. Los servicios de maquillaje de la ciudad suelen pasar una vez al mes y pintan sobre lo pintado, el algunas ocasiones lo pintan todo del mismo color y vuelta a empezar.


Te explico un poco más de las cosas que pretendo con estas actividades:


  • Nunca toco una pared sin pintar o pintada por los graffiti originales, sólo sobre paredes tapadas por la pintura "municipal".
  • Intervengo en las zonas que yo creo que darán unión y continuidad a la composición final.
  • Siempre busco paredes grandes y largas con buena visibilidad, para "crear" composiciones horizontales con apariencia paisajística.
  • Busco la interrelación de varios actores, el graffitero, el tapa graffiti, yo y el ojo del que lo descubra.
  • Busco llamar la atención hacia algo que está ocurriendo (que llena nuestras paredes), que no es buscado, que es casual y bello.

Los lugares de las intervenciones son:


  • un muro situado al lado de un pabellón municipal, que también sirve como rocódromo.
  • una pared al lado de un centro de salud, en una calle peatonal y debajo de los soportales de un bloque de viviendas.
  • y la primera que mandé que es la que mejor cumple la función de paisaje, los bancos y las gentes que los habitan, los árboles que son como dibujos sobre el muro, el entorno, la luz y la horizontalidad que mantiene con el mar y la arena de la playa. Está situada en la playa del Arbeyal en el muro de una fábrica.

Pues eso es lo que hace Francisco en Gijón y a mí me ha gustado conocerlo. Quería compartirlo con vosotros, por si eso hace que prestéis más atención a estas manchas, cada vez más comunes en el paisaje urbano, que no logran mimetizarse bien con los muros en los que habitan, sacando a la luz increíbles composiciones de similitud cromática, que constantemente evolucionan, gracias a la interacción de varios actores con dispares intereses, pero que confluyen en el mismo espacio.


Además os dejo un interesante y sarcástico vídeo sobre el tema, The Subconscious Art of Graffiti Removal.



Gracias Francisco, por darme a conocer tu particular travesura.

























2 comentarios:

  1. Me encanta el sarcasmo de Francisco.
    Eso es pensar a lo grande, pero hablar en bajito.

    Me parece sutil pero rotundo.

    ResponderEliminar
  2. ¡Qué belleza la de los graffittis de F. Redondo!. Algunos son pura emoción. Gracias por mostrárnoslos, Remedios, y confirmo que desde hace un tiempo observo con mucha más atención las paredes de mi ciudad. Gracias a ti conocí también "Escrito en la pared", que sigo a diario. Gracias.

    ResponderEliminar