miércoles, 30 de enero de 2008

Jugando con fuego sin quemarse


A la artista inglesa Sarah van Gameren le gusta jugar con fuego y tanto se divierte, que con un tipo especial de pintura similar a la de los fósforos, pinta circuitos para él.

En su performance Burn Burn Burn ha dibujado con dicha pintura un complejo camino lleno de filigranas que recorre la pared, una silla, el suelo, una mesa y un jarrón con flores.


Una vez prendida la llama por un extremo, el fuego lentamente avanza y va quemando el recorrido hasta terminar carbonizando las rosas del jarrón.


El rastro que la llama deja a su paso, conforma un dibujo negro y difuminado sutil y algo triste.

El vídeo de esta performance te deja hipnotizado, es una pena que no lo pueda reproducir, pero lo podéis encontrar aquí.


Otra performance, en la que Sara vuelve a flirtear con el fuego, es la llamada Chain Reaction. Junto a Rowan Mersh, grabaron una reacción en cadena de 100.000 cerillas, que duró 12 horas. Parece mentira que tardaran tanto en consumirse.


La llama del primer fósforo pasa al siguiente y lentamente se desplaza a través del espacio y el tiempo. Visualmente muy estético y relajante. Con lo que atonta mirar el fuego y unido al sonido chispeante de todas esas cerillas encendiéndose. Eso sí, debía hacer un calor...

Las personas que estuvieron presente, seguro que disfrutaron. Según cuentan, la gente iba desplazándose siguió el recorrido de la llama como si si estuvieran reunidos alrededor de una pequeña hoguera que se desplazaba y cuando todo quedó a oscuras... aplausos.


Espero que por la noche no se hicieran pis en la cama, como me decía de pequeña que ocurría si jugaba con fuego. El vídeo, que tampoco se puede reproducir, lo podéis encontrar aquí.


Otra de sus performances Big Dipper, no tiene que ver directamente con el fuego sino con cera caliente. La artista ha inventado una máquina que crea candelabros de cera. Con una estructura de hilos en inmersión constante dentro de un bidón de cera hirviendo va formando capas que se superponen a otras hasta conseguir el grosor deseado.


La máquina va rotando y sumergiendo los candelabros, doce veces cada uno. Después de unas doce horas, veinticuatro candelabros de cera blanca quedan terminados. Y vuela a empezar.

El vídeo también se puede ver aquí.

Ahora no se de donde saqué la información, tenía guardada la página de la artista, pero no la fuente, lo siento.



3 comentarios:

  1. El rastro que deja la llama sobre fondo blanco me pareció hermosísimo, poesía muda. Como tú decias muy sutil y algo triste...
    me llega, me llega y es que andado algo sencible.

    Saludos!!!

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  2. Syl,

    se ve por tu blog que estás un poco sensible.

    No le des demasiada importancia, se te pasará, cuando tenga que pasarse paciencia. Aún así, tu blog sigue siendo fresco y vital, aunque no lo veas.

    Besazos

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  3. Ya estoy bien, son momentos jeje!!!
    gracias por tus palabras de ánimo

    Un beso

    Syl

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