martes, 17 de octubre de 2006

Imagen en una botella


Me encantan las botellas, muchas veces me compro los líquidos sólo por el embase, soy capaz de pagar precios abusivos por una bebida si el continente me merece la pena.

Creo que no soy la única que lo hace, me paro a mirar botellas de agua en alguna tienda delicatessen y me quedo alucinada de la sofisticación que alcanzan.

Me he enamorado de las botellas de Julie Gibb. Son de cristal blanco, con sutiles dibujitos monocromáticos y una forma clásica.

Ciervos, saltamontes y sobre todo pájaros se alternan con objetos como maquinas de escribir, jaulas, cortacésped, sandalias... su pequeño tamaño sobre un limpio fondo blanco da a los objetos un aspecto delicado y frágil. De la serie Nostalgia me producen ternura las que están decoradas con pequeños dibujos de una niña. El resto de sus objetos también son interesantes, jarrones, vasos lámparas... me compraría casi todo.


Lo que de verdad me ha sorprendido es el precio, más de 200 euros cada botella, por lo que deduzco que no se trata de piezas en serie sino más bien la obra de una artista. Vuelvo a encontrarme con objetos que desprenden ese halo artístico que me atrae tanto.

Me da pena que esa obra no esté al alcance del público en general y mío en particular no me parecería muy complicada la fabricación en serie de estas vasijas. Julie, mujer, por favor, piensa en ello, no nos prives de disfrutar de tus trabajos.

Mientras, me tendré que conformar con mirarlos en las vitrinas de los museos.

3 comentarios:

  1. ola ta muy bonito siga asi nomas
    xau

    q ti bkn

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  2. Gracias por el comentario, anónimo, me alegra que te hayan gustado las botellas.

    Saludos

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