
Arte del que más me gusta para terminar el año y vaya si me ha costado guardar esta joya, muchas muchas veces he sentido la tentación de publicarla, pero me gusta tanto que siempre pensaba, no, lo dejo para una ocasión especial y bueno, qué día mejor que hoy para hacerlo.

El artista se llama Anthony McCall y trabaja la luz de una manera magistral, consiguiendo unas esculturas fílmicas de gran ligereza y elegancia, en las que el espectador se puede sumergir e interactuar. Y esto lo consigue simplemente con el uso de proyecciones digitales sobre humo, sencillo e impactante.

A mí, no se me ocurre mejor sitio para estar, que dentro de uno de sus espacios escultórico, bañada de pies a cabeza por luces y sombras, flotando entre las intersecciones de sus figuras proyectadas, sin sentir ningún peso ni rozamiento, perdiendo quizás la noción de espacio y del tiempo...

Por desgracia no he podido ver su obra en directo, pero en sus vídeos la gente parece sentirse magníficamente...

Uff, ya lo dejo, que me lío y me lío y se me va la cabeza, aunque si queréis saber más sobre este grandísimo artista, hay documentación en la red para aburrir.

Y... cómo no... os deseo... un luminoso... liviano... y creativo... 2009. El día a día... ya se irá viendo...





