lunes, 31 de marzo de 2008

Unos pequeños seres que habitan en las ciudades



En estos días, en muchos, muchos, muchos blog, se está hablando de unas pequeñas esculturas animadas que han aparecido en los respiraderos del metro de New York.

Nos llegó la noticia por el blog de referencia, en todo esto del arte urbano, Wooster Collective, que nos desveló que han sido realizadas por Joshua Allen Harris, artista del que yo nunca había odio hablar, lo cual, tampoco significa nada.



Estas criaturas, han sido fabricadas con bolsas de plástico de todo tipo, unidas y trabajadas para darles formas de animales y de muñecos. Después se han atado a las rejillas de ventilación del metro, de manera que cada vez que pasa un tren y desprende aire, las bolsas se llenan, se mueven y parece que los animales cobran vida.



La idea es muy buena y la resolución también, son divertidas mientras el aire está dentro de sus cuerpos de plástico, otra cosa es cuando permanecen vacías, es decir cuando no funciona el metro, porque en ese momento me parecen bolsas tiradas en la calle. Y no puedo evitar pensar, que el artista ha dejado un montón de plástico antiestético, que seguramente nadie más que los del servicio de limpieza van a recoger y reciclar.

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Estas piezas de plástico, me han hecho recordar a otros pequeños seres que han estado habitado un tiempo las calles de Cartagena de Indias, por obra y gracia de Lissy Meneses, que los creó como trabajo final de sus estudios de Bellas Artes.

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Junto a otros 23 compañeros que se graduaron con ella, organizador del 11 al 29 del pasado febrero "La Toma" de la ciudad, para mostrar a los ciudadanos los resultados de sus estudios de Bellas Artes, situando para ello sus trabajos fin de carrera, en entornos públicos y privados.

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Los pequeños seres verdes que ha creado Lissy, también están vivos, pero esta vez de verdad, ya que han sido elaborados con plantas naturales, cuyas hojas ha ido tejiendo con alambre hasta hacerlas parecer hombrecillos de hojas.

No se puede mostrar la imagen “http://voxintimus.files.wordpress.com/2008/03/v04.jpg” porque contiene errores.

Esta intervención verde, que he visto en Vox Intimus parece algo más ecológica que la de Nueva York, sobre todo porque si abandonó a las criaturitas a su suerte en plena calle, seguro que muchos voluntarios estaban deseando adoptarlas y cuidarlas.

No se puede mostrar la imagen “http://voxintimus.files.wordpress.com/2008/03/v05.jpg” porque contiene errores.

He aquí dos maneras de hacer intervenciones en la ciudad, la primera, más industrial y hecha con residuos, la segunda, natural y elaborada en gran parte con material orgánico... Que cada uno elija la mascota urbana que prefiera.

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domingo, 30 de marzo de 2008

El clásico graffiti





Hay un antiguo proyecto de arte urbano que me ha gustado y me apetecía contar. New York Beautification Project, que así se llamó, fue la obra de la pintora Ellen Harvey y se desarrolló de 1999 a 2001 en las calles de esta ciudad.




Esta pintora, de formación clásica y con perfecto dominio de la técnica miniaturista, dejó pequeñas pinturas de estilo anticuado, en sitios tradicionalmente utilizados por graffiteros.




Sus pinturillas al óleo, de formato ovalado, representaban paisajes, mas propios del Romanticismo de finales del XVIII y principios del XIX y fueron pintados ilegalmente por la artista, a plena luz del día, en los más extraños lugares de la ciudad. Cabinas de teléfono, , vigas, contenedores, mobiliario urbano, muros llenos de dibujos de graffiteros... fueron los improvisados lienzos, que utilizó para plasmar su arte.




Por su pequeño tamaño, 5 x 7 pulgadas, eran muy difíciles de localizar en el entorno urbano, por lo que la artista documentó todas las ubicaciones, en un completo mapa.




Lo que pretendió Ellen con esta obra, fue plantear interrogantes sobre por qué el arte público es permitido e incluso bien visto y el graffiti resulta agresivo para casi todos.




Utilizó los códigos y reglas del arte urbano pero para crear obras de estética tradicional que todos asocian al arte de los museos. Además de esto, también quería comprobar cómo reacciona la gente ante un trabajo ilegal, pero hecho a plena luz del día.




Quedó muy sorprendida cuando vio cómo todos la animaba en su trabajo, cómo querían contratarla para que pintara a sus hijos y de qué manera se contrariaban porque sus obras desaparecerían en un futuro próximo.




Habían decidido, definitivamente, que lo que ella hacía era arte, simplemente por la familiaridad que todos tienen con este tipo de pinturas al oleo. Todo lo contrario a lo que pasa con la obra de los graffiteros, en la mayoría de los casos, hermética e indescifrable para ellos.




Todas las experiencias durante este trabajo las ha recogido en un libro llamado New York Beautification Project, en él cuenta, con sentido del humor, no solo los propósitos de su trabajo, sino también las reacciones de la gente cuando la veían pintar en la calle.




Yo, independientemente de todas esas explicaciones que da la autora y que como casi siempre me sobran, me quedo con la generosidad y el buen hacer de una artista que dejó trabajos minuciosos y laboriosos, para que los disfrutasen, los pocos afortunados que repararon en ellos.




Otra cosa, si viera su obra en una galería de arte, no le prestaría ninguna atención.




Lo he visto en Wrongdistance.